ELECTROMEDICINA ESTÉTICA
HISTORIA DE LA TÉCNICA
CON MICROPERFORACIÓN DÉRMICA
FUENTE: Anubismed
Los tratamientos de rejuvenecimiento se remontan a tiempos de los antiguos egipcios, los cuales utilizaban mascarillas con partículas abrasivas de alabastro.
Desde entonces y hasta ahora, el hombre ha utilizado muchas y diversas técnicas para conseguir mejorar el aspecto de la piel. Algunos ejemplos son sustancias que incluyen ácidos, cataplasmas de minerales y plantas e incluso papel de lija o fuego.
Alemania, 1905.
Las primeras dermoabrasiones documentadas se realizaron por el dermatólogo Ernst Kromayer y su técnica consistía en el uso de ruedas giratorias con una base de escofinas que trabajaba directamente en pieles con queratosis, cicatrices de acné y áreas hiperpigmentadas. Desde entonces, el procedimiento continúa siendo prácticamente idéntico, aunque los medios técnicos han avanzado notablemente, utilizándose actualmente aparatos a base de microcristales o polvo de diamante de alta precisión.
Suiza, 1983.
Tras varios años de investigaciones por parte de diferentes doctores a lo largo de varias décadas, el dermatólogo Philippe Simonin decidió comenzar a trabajar mediante la técnica dermoabrasiva y observó los beneficios de la misma, publicando los resultados de sus estudios en Baran Dermatología Cosmética. La técnica del Dr. Simonin, a la cuál llamó Electroridopuncture (ERP) difería del resto al trabajar con microcorrientes y agujas de acupuntura.
El estudio del Dr. Simonin consistió en la práctica de esta técnica sobre 600 pacientes divididos en dos grupos, uno co envejecimiento epidérmico y otro con cicatrices antiguas. Realizó 1O tratamientos sobre cada uno de los pacientes.
En el grupo con envejecimiento epidérmico, un 40% mostró una mejora significativa, un 22% mejoría moderada y un 13% ligeras mejoras. En el grupo de pacientes con cicatrices antiguas, el 60% mejoró en 5 tratamientos.
Canadá, 1992.
Como consecuencia de una intervención quirúrgica, es frecuente que aparezcan cicatrices o queloides inestéticas que hacen que la operación sea más evidente de lo que se desea. Es por ello que, cuando la diferencia de tono entre la cicatriz y la piel es evidente, el hecho de recurrir a la introducción intradérmica de pigmentos suele ser una alternativa muy utilizada por los pacientes.
Los primeros pasos del doctor Andre Camirand en el desarrollo de esta técnica, fueron totalmente casuales. En las visitas post-operatorias que realizaba tras las cirugías plásticas practicadas, el doctor observó que las cicatrices de los pacientes que se habían realizado tratamientos de micropigmentación denotaban una mejora en la textura y el color, en relación a aquellos pacientes que no se habían realizado este tratamiento.
A partir de esta observación, el Dr. Camirand comprobó que tratando específicamente cada cicatriz con la pistola de micropigmentación sin pigmento, se producía un aplanamiento de las cicatrices hipertróficas (engrosadas), y que las zonas despigmentadas recibían un trasplante de melanocitos desde el área de piel normal hacia la piel hipopigmentada.
Sudáfrica, 1996
El primer dispositivo, al cual se le denominó Sello Dérmico, fue creado por un cirujano plástico, el Dr. Des Fernandes, que presentó su estudio y el primer prototipo de trabajo en el congreso de ISAPS (Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética) en Taipei.
Durante muchos años, la terapia inductiva de punción para una producción natural de colágeno se utilizó únicamente en el campo de la medicina para mejorar el relieve de las cicatrices, queratosis o problemas de hiperpigmentación.
En las últimas décadas, el uso de esta técnica ha derivado al sector de la estética al constatar los múltiples beneficios no sólo para todo lo anterior, también para la regeneración de la piel y el aumento de la efectividad del tratamiento tópico al mejorar la penetración de los productos.